Todos apreciamos que el agua tiene sabor cuando cambiamos de zona o viajamos. Si es al extranjero, sabemos que no es conveniente beberla, en parte, porque nuestro organismo no está habituado a las sustancias que puedan encontrarse en ellas, o también por el déficit de su tratamiento, como ocurre en muchos lugares del mundo. Sin ir muy lejos, cada zona de nuestro país tiene un sabor característico. Del contraste organoléptico, se deduce la calidad de los tratamientos de nuestras aguas, y por lo tanto, lo que de ellas recibimos.
Diferentes sabores
Hay varios tipos de bacterias procedentes de algas, causantes del mal sabor en el agua potable. Vertidos químicos, vertidos de aguas residuales, cloro. También podemos encontrar restos medicinales, moho y tierra. De hecho, en algunos lugares la turbidez es algo casi habitual.
Según qué tipo de sustancias arriba mencionadas, estén implicadas en la composición del agua que bebes, se pueden definir cuatro tipos de sabores distintos: ácido, dulce, salado y amargo.
Agua buena, agua tratada
Casi todos conocemos las aguas exclusivas que se han puesto de moda en clubs o restaurantes de lujo: aguas a la carta a precios desorbitados, acompañadas en frascos de diseño. Es tan preocupante para muchos beber un agua bien dotada, que muchas son las personas capaces de pagarla a precio de oro; incluso importándola desde fuera de nuestras fronteras.
En Aquafuentes sabemos que esto último no es necesario, de hecho pensamos que es un snobismo injustificado, pero sí compartimos la necesidad consumir una excelente agua con el más adecuado de los tratamientos. Desde nuestros almacenes logísticos en Valencia, contamos con los mejores avances en osmosis inversa y en dispensadores de agua, para llevar a cualquiera de los suyos, toda la vida que se encuentra en el mejor de los tragos.
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