La dureza del agua mide la concentración de minerales disueltos, en particular sales de calcio y magnesio (aunque el hierro, el estroncio y el manganeso también pueden influir en su endurecimiento).
Es recomendable hacer un análisis por un profesional sobre el estado del agua en nuestro hogar, pero aquí te dejamos algunas pistas para saberlo:
– Atascamiento y obstrucción de las tuberías y desagües de los baños y cocinas.
– Cocción lenta de los alimentos.
– Piel reseca después del baño.
– Manchas blancas en la cristalería y en el acero inoxidable.
– Las prendas blancas tienden a amarillearse y la ropa de color pierde su intensidad al lavarlas.
Todo esto puede generar un mayor gasto y consumo de energía, así como provocar residuos en tuberías y afectar negativamente a nuestros electrodomésticos. Además de no ser beneficioso para nuestra salud, ya que provoca sequedad en la piel, y no es un agua muy recomendable para su consumo.
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